miércoles, 30 de mayo de 2007

Estrella Fugaz

Como si se tratara de un niño pequeño, aquel chico seguía pensando que sus deseos se cumplirían si los pedía nada más ver una estrella fugaz. Cada noche salía a la terraza de su casa con una silla y se pasaba horas y horas contemplando el firmamento. Llevaba años haciendo el mismo ritual y todavía no había conseguido divisar ninguna, pero eso no impedía que todas las madrugadas saliera de nuevo con las ilusiones renovadas y los ojos bien abiertos. "Tiene que estar al caer", se decía a sí mismo y continuaba esperando pacientemente.

Acostumbrado a esa rutina, conocía a la perfección cada una de las constelaciones; a las que había bautizado con sus propios nombres. Así, el Lazo apuntaba a la Caja de Zapatos y la Peonza bailaba sobre la Medusa de Cuatro Patas. En muchas ocasiones realizaba dibujos de cada una de las diferentes partes del Cosmos y después empapelaba con ellos el techo de su habitación, de tal modo que, en realidad, no dejaba de contemplar las estrellas en ningún momento.

Le hubiera encantado que ella estuviera a su lado en cada una de esas noches, ya fuera bajo el manto de los astros o el de las cuartillas de papel, pero para eso aún tendría que esperar...

Finalmente, un día, llegó aquel momento en el que sus ojos vieron recompensadas todas las horas invertidas en la contemplación de la nocturna bóveda. Como si se tratara de un fuego artificial, aquella estrella describió una trayectoria perfecta. El chico, incrédulo, se frotó la cara y cuando por fin pudo reaccionar cerró rápidamente los ojos y formuló para sus adentros el deseo que tanto tiempo llevaba arrastrando en su corazón.



A la mañana siguiente, en el autobús de camino a la facultad, sentado enfrente de ella y mirando fijamente a sus ojos, por fin se atrevió a hablar.

- Hola
- Hola...
- ¿Te apetece venir esta noche a mi casa a ver las estrellas?
- Perdona, ¿te conozco de algo?
- Sí, claro. Soy yo.
- Mira, creo que te has equivocado.
- No, no me he equivocado. Soy yo, en serio.
- Y, ¿se supone que he de conocerte?
- Se supone que has de quererme...
- ¿Qué? ¿Estás loco?
- Ayer por fin ocurrió. Pasó por delante de mis ojos y fue de verdad. Capturé ese instante durante unos segundos y después cerré rápidamente los ojos para pedir el deseo...
- Mira, no sé de qué me estás hablando pero si no te importa levántate y déjame pasar. Me bajo en esta parada.
- Oye...

Ella salió del autobús y sus miradas se cruzaron a través del cristal atravesándolo con amor e incredulidad en una dirección y con miedo y molestia en la otra.

Esa misma noche, cuando llegó a su casa, el chico volvió a salir a la terraza con su silla. Se sentó y volvió a contemplar el firmamento con la misma ilusión y dedicación con la que lo había venido haciendo hasta ahora. "Tiene que estar al caer", se dijo a sí mismo.

"Y esta vez no la confundiré con ningún avión"

viernes, 18 de mayo de 2007

Desnudo



Sin quitarme una sola prenda.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Capitán Empeño

Un día más me enfundo la cota de malla y salgo a combatir a mi peor enemigo.
No sé porqué, pero todos los golpes van al mismo punto.
Dichosa puntería.

Quizá no sea capaz de vencerte. No soy fuerte.
Quizá siga perdiendo batallas. No soy fuerte.
Quizá caiga al suelo una vez tras otra. No soy fuerte.

Pero nada de eso va a impedir que siga levantándome. No soy fuerte.

Pero soy resistente.

domingo, 13 de mayo de 2007

Fin

La gota resbala hasta acariciar su labio, provocándole una sonrisa.
Tumbado en la cama, contemplando el firmamento estrellado, una lágrima recorre su mejilla.
Llega a casa y se dirige directamente a su habitación.
Con la respiración entrecortada por la carrera, desanda todo lo caminado.
Mira hacia abajo en las escaleras pero sólo escucha el sonido de unos pasos atropellados que desaparecen al poco tiempo.
Cuando ella abre la puerta no hay nadie en el descansillo.
Su dedo pulsa el timbre.
Deja el paquete en el suelo, apoyado en el felpudo.
Sube dos plantas de escaleras y se queda parado enfrente de la puerta.
El portal se encuentra abierto y con unos pasos pequeños entra en él.
Vuelve a cerrar el envoltorio.
El bolígrafo tacha su propio nombre sustituyéndolo por el recién encontrado.
"Sí, así se llamaba"
Su mente se adentra en conversaciones pasadas en busca de un pequeño detalle.
Cierra los ojos e intenta recordar.
Rebusca en su chaqueta hasta encontrar un bolígrafo negro.
Extrae la nota de su interior y la apoya en al capó de un coche cercano.
Consigue abrirlo sin llegar a romperlo.
Con sumo cuidado desenvuelve el papel de colores.
Unos minutos más tarde, por fin consigue reaccionar.
El ruido del motor desaparece al fondo de la calle.
Continúa la estaticidad.
Una vez sus figuras se separan, ella entra en el portal y él vuelve a subirse al vehículo.
Sus ojos, incapaces de pestañear, contemplan íntegramente la escena.
Firme como una estatua su cuerpo no responde y continúa inmóvil en la acera.
Se quedan fundidos durante un instante.
Se abrazan.
Se besan.
Debe ser él.
Es ella.
Unos metros más alante, una pareja desciende de un coche que acaba de aparcar.
Empiezan a sudarle las manos.
Su portal se encuentra en la siguiente manzana.
Tras caminar un rato, comienza a sentir el nerviosismo que produce la ilusión del momento.
Sale de casa a pie y se dirige a la calle principal.
Elige un envoltorio de colores adecuado para la ocasión.
Es su propio nombre el que, a modo de firma, cierra el papel tras escribir las palabras "Te quiero".
Abre un cajón y saca un pequeño trozo de papel blanco que hará las veces de nota.
Imagina su cara de sorpresa al abrirlo y le compensa todo el tiempo y el esfuerzo invertido.
Sus manos terminan de dar forma a aquello en lo que comenzó a trabajar algunos meses atrás.
Un año después, sigue tan enamorado de ella como el primer día.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Secreto

Hay palabras atrapadas en mi garganta a las que el miedo impide salir.

Y son palabras bonitas...

martes, 1 de mayo de 2007

Pensamientos en la noche

Enésima vuelta en la cama. Me acurruco en un rincón e invento la máquina del tiempo. Visito el pasado y el futuro. Hablo con muchos de vosotros tomándome la licencia de escribir vuestros diálogos. Estoy casi seguro de que esas serían vuestras palabras y vuestros silencios. Baño los recuerdos y las invenciones con música. El teatro de mi vida.

Abro los ojos y me incorporo a oscuras hasta quedar sentado. Paso las manos por mi cara y me pregunto si alguna de las personas en las que tanto pienso me dedica el mismo tiempo en su cabeza, si ahí fuera existe alguien para quien soy importante hasta el punto de quitarle el sueño...

Me siento pequeño. Diminuto. Limitado por el vacío que deja el haberte regalado entero sin dejar nada para ti mismo. Entrego cálidas sonrisas que ocultan entrañas de cristal a punto de quebrar. Tirito y se me pone la piel de gallina. Quisiera ser mejor y poder ofrecer muchas más cosas.

Escribo unas vagas palabras nocturnas y agarro la mano del Sr.Insomnio que me lleva a dar un nuevo paseo hasta la salida del alba.