Es la cifra que marcaba esta mañana el cuentakilómetros de mi coche.
Y de pronto, me he entristecido al pensar que probablemente ya no me mostrará jamás otra cifra con todos los números iguales.
Lo efímero de los números. Lo efímero del tiempo. Lo efímero del teatro y de la vida.
Afortunadamente soy de esos que viven rodeados de intensidad e imaginación.
Afortunadamente sueño con contemplar el 222222.
jueves, 1 de mayo de 2008
111111
Publicado por
Edward Bloom
a las
20:47
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