miércoles, 1 de agosto de 2007

Decisiones

Se encontraba solo en la habitación, sumido en sus pensamientos, jugueteando con su pluma entre sus dedos y con el amenazador folio en blanco delante, sobre la mesa.

Ayer había sido un día particularmente difícil. Su pequeño mundo se tambaleaba y él intentaba, desesperadamente, agarrarse a cualquier cimiento previamente levantado. Sabía que ese papel sería su salvación o su condena. Y, sin embargo, su mano y su tinta callaban.

En ese preciso instante sonó un ruido estremecedor y la ventana se abrió de par en par dejando entrar un remolino de viento que levantó por los aires todo lo que pilló a su paso. La luz se apagó, dejando el cuarto en tinieblas y una extraña sensación de frío inundó la estancia.

Él se levantó sobresaltado y miró en esa dirección. Una figura espectral de contornos indefinidos flotaba en el marco de la ventana. Se asustó e intentó salir huyendo ante tan aterradora imagen, pero entonces la figura comenzó a hablar con una voz gutural terriblemente profunda.

- Quieto. ¿Dónde crees que vas?
- ¿Quién eres tú?
- He venido aquí para hacerte un ofrecimiento. Algo que no podrás rechazar.
- ¿De qué se trata?
- Algo por lo que muchos te envidiarían. Algo realmente pequeño pero que puede servirte de gran utilidad.

En ese momento la figura sacó de la nada una cerradura antigua, grande y sin brillo y la extendió delante del chico.



- ¿Me estás ofreciendo una simple cerradura?
- Es mucho más que eso. Lo que tienes ahí enfrente es un portal a otro tiempo y a otro lugar. Lo que en realidad te estoy ofreciendo es la posibilidad de que, mirando a través de esta cerradura, puedas observar lo que te va a deparar el futuro en determinados momentos.
- ¿Y para qué querría eso?
- ¿Estás loco? ¿No sabes la de cosas que eso te ahorraría?. Desilusiones, esfuerzos inútiles, incertidumbre... Lo mires por donde lo mires, es una gran ventaja...

El chico se quedó pensativo, meditando las palabras de la figura, sopesando las alternativas y finalmente habló.

- Supongo que hay algo que querrás pedirme como pago. No creo que hagas todo esto a cambio de nada...
- Sólo quiero pedirte una pequeña cosa. Una insignificancia. Algo sin valor si lo comparamos con todo el poder del que vas a disponer
- ¿A qué te refieres?
- Simplemente quiero que me entregues tu pluma y esos folios en blanco.

Unos minutos más tarde, el chico volvía a estar solo en la habitación. Su cara parecía seria pero las comisuras de la boca estaban bañadas de una pequeña mueca que dejaba entrever una débil sonrisa. Caminó hasta la ventana y la cerró. Volvió tras sus pasos, se recostó en la silla y tomando la pluma comenzó a escribir.

"Querida Alicia. No sé lo que nos deparará esta historia, pero a día de hoy sólo puedo decirte..."

3 comentarios:

Sofi dijo...

Dear Alice:
Since we can't control the Destinity I advice you about the Future. Live the Present.

Kermit dijo...

Como experto creador de historias, creo que el final habría sido mejor si el chico se hubiera puesto a rellenar un sudoku.

Buen relato, Javi, a ver si sigues por ahí.

Tatus dijo...

Brillante... :) Más allá de cómo está escrito, que para eso hay gustos, colores y sabores, me gusta la idea, el trasfondo.. y eso es más jodidillo de conseguir :)