martes, 5 de junio de 2007

Hoy (y siempre)

Hoy le escribo a mis anhelos. Desde mi reducto de soledad donde convierto los deseos en verbos. Donde los sentimientos evitan quedarse enquistados y salen de mí en procesión al ritmo de mis parpadeos. Desde este fortín, bajo el amparo de la noche, lejos de los demás y a la vez tan cerca...

Hoy me sigo descubriendo, me sigo mostrando como siempre hago, aún a riesgo de quedarme tan desnudo que produzca en los demás una carcajada capaz de herirme. Hoy me siento vulnerable y frágil y como ser estúpido que soy, me regodeo en ello, me autocompadezco y después me culpo de mi propia naturaleza.


Hoy sigo montado en el tren de la espiral, recorriendo las mismas paradas en un eterno retorno, con distintos acomodadores que me pican el mismo ticket una y otra vez. Hoy, mientras escribo todo esto, surgen en mi mente las personas que me importan. En algunos casos lamento no aparecer yo en sus pensamientos. Es entonces cuando siento compasión y culpabilidad por excluir de los míos a tantas que sí me tienen presente...

Hoy los pasos me llevaron, inconscientemente, al lugar de donde procede mi inocencia. Al lugar donde descubrí el mundo y los sentimientos, donde recibí mis primeras caricias y mis primeros puñetazos. Volvía guiado por una mano de marionetista hacia el refugio de lo conocido, hacia lo que siempre me ha dado calor y seguridad. Y no me defraudó. Volví con el alma calentita y dispuesta a irse a la cama.


Hoy quisiera transmutar mis inteligencias. Estoy harto de ser lo suficientemente listo como para no perder detalle, para ser perfectamente consciente de las situaciones, para darme cuenta de las cosas... En su lugar preferiría ser más listo de otro modo, consiguiendo que no me afectaran y haciéndome entender el mundo desde otra perspectiva. Sin embargo tengo la peor de las combinaciones y, a veces, cuando se juntan ambas de golpe es como si partiera cebollas...

Hoy tomo conciencia de lo extremadamente simple y transparente que soy... de lo poco que necesito para ser feliz, de la ausencia de avaricia que hay en mis deseos... Hoy me gustaría poder ser más fuerte (o más ignorante en su defecto).

Hoy sigo sintiendo lo mismo hacia todo y hacia todos. Sigo amando las mismas cosas, condenando los mismos hechos, estremeciéndome con las mismas palabras, sonriendo ante las mismas alegrías y llorando por las mismas penas. Hoy simplemente me sacudo como hacen los perros nada más mojarse para volver a sentarme en el mismo sitio y dejar que la vida continúe.


Dejar que el sueño continúe...

3 comentarios:

Miguel dijo...

negrata marica...

Anónimo dijo...

Billy y yo hemos dormido muy bien en nuestra primera noche juntos.

Anónimo dijo...

Bueno, hacia mucho que no podia leerte y hoy (y siempre) sabes como hacerme llorar de emocion...gracias Javi!!!
Besos de Belinda