domingo, 8 de abril de 2007

Efemérides

Hay días que quedan grabados a fuego en la mente. Días que, por un motivo o por otro, son imposibles de olvidar.

8 de Abril de 2006.

Aún con la resaca de una semana increíble a las espaldas, saboreando el regusto de los aplausos en la comisura de la boca, con la ilusión en carne viva y la satisfacción escapándose por los poros... Un proyecto maravilloso con gente más que maravillosa, una sensación de salir flotando cada día, de acariciar el cielo con las yemas de los dedos. La certeza de haber conseguido crear, transmitir, emocionar... una riqueza impagable. Un momento personal envidiable, una claridad mental absoluta. Felicidad.

Y como siempre ocurre en esta vida, la montaña rusa hace de las suyas y contraataca con una caída de escándalo.

No podía creerme que te hubieras ido. Era predecible y evidente... Cuestión de tiempo. Lo sabíamos todos. Pero eso no menguó el dolor ni la desesperada incredulidad del momento.

Creo que jamás seré capaz de agradecerte todo el cariño y la dedicación que me entregaste durante toda tu vida. La bondad y la generosidad hecha persona. Pienso en la cantidad de veces que te hice sufrir o en las que, como crío nervioso e intranquilo que era, te di más de un quebradero de cabeza. Me arrepiento de no haberte dado más pedazos de mi tiempo, de haber estado ahí al lado, sobre todo al final, cuando a pesar de los inevitables ataques de los fantasmas del olvido, tu cara seguía mostrando una sonrisa al verme y pronunciaba mi nombre. Era consciente de que cinco minutos míos representaban para ti un mundo y, sin embargo, en muchas ocasiones fui incapaz de regalártelos. Supongo que no sirve de nada el hecho de que estuvieras en mi cabeza cada uno de los días.

Hoy, echo la vista un año atrás y, con lágrimas en los ojos, mando un cálido abrazo a todos mis pequeños parqueros con quien vibré e hice vibrar, junto a los que conseguí que se tambalearan los cimientos de nuestro pequeño mundo.

Y por encima de todas las cosas, envío mi amor, mi cariño, mi agradecimiento y mi eterno recuerdo hacia el cielo. Te quiero, tía. Existe un refrán que dice "Madre no hay más que una". Siento no estar de acuerdo, pues en mi vida han existido dos...

1 comentario:

Miguel dijo...

Javi, El Parque nos ha dado a todos más de lo que podíamos pensar, y fue todo gracias a tí. Todo ese universo que vino después, y que aún existe, lo creaste tú. Todo eso que sentimos después, bueno y malo, lo que vivimos tan intensamente, tú lo hiciste nacer.
Aún tenemos más universos que crear, más lágrimas que derramar y más noches que compartir, tan grandes que ensombrecerán El Parque y todo lo que has sentido hasta ahora. Ya verás.